Año nuevo, propósitos nuevos.
Todo los años los mismos listados que no consiguen realizarse porque los rellenas de cosas que no forman parte de tu código genético y nunca lo harán como: hacer deporte, aprender un nuevo idioma, tocar la armónica o bailar hip hop mejor que un tío con la gorra de visera, descomunal, puesta de lado (que no sabes por qué pero lo ves y piensas que al menos en psicomotricidad te gana por goleada). Al año nuevo hay que pedirle cosas de verdad, chorradas de esas que te hacen ser más tú aunque aún nadie las comprenda.
Vaya por delante que yo opino que el verdadero año comienza cuando inevitablemente cumples años y que eso no tiene porque coincidir con el día 1 (aunque hacerlo da puntos). A mí me gustaría que mi nuevo año que empieza en Abril me pille bailando, despeinada, riéndome a carcajadas de cualquier gilipollez o cualquier chiste de esos que preferiblemente solo tienen sentido entre los amigos de verdad. Quiero que se llene de conciertos, muchas cenas con terroríficos experimientos como postre, sol a raudales sentada en alguna playa de una isla mediterranea o de la costa brava.
Quiero planes con mis amigas que incluyan películas insufribles, zapatillas de estar por casa, gafas de sol sentadas en una terraza de Benicàssim. A mí el nuevo año que me lo llenen de inciativas y de gente dispuesta a acompañarme, facilitármelas, sufrirlas conmigo. Y besos y abrazos y caricias y cómodos silencios. Escuchar y sentir música nueva, conectar con desconocidos que me enseñen lo que tenemos en común y todo lo emocionante que nos separa.
Picnics en cauces secos de ríos, meriendas de cumpleaños en las vías del tren, paseos por el campo, atardeceres jugándonos la vida en silos vacíos. Fotografías, tantas que no sepa con cuál quedarme. Noches de cine en pantalla grande, bolsas de pipas, apuestas por la gente.
La mínima toxicidad, la máxima complicidad, todo el valor para emprender viajes de todos los palos posibles. Obviar, bannear, resetear, vaciar pero nunca bloquear. Pensar muchas veces, muy seguido y fuertemente un «qué cojones», un «resulta que yo era así y no lo sabía», un «esto también me gusta y va a salir a la luz y lo veréis». Tortillas de patatas, ensaladas de tomate con cebolla para mojar, bocadillos de chocolate pero todo metido en una cesta y que me pille de meriendas por el mundo.
Estas cosas, ESTAS, las pienso hacer todas.